Junto a los problemas de nuestro tiempo relacionados con la alimentación humana (macrogranjas, alimentos lejanos, consumismo, abusos a pequeños productores, etc.), son cada vez más las voces que llaman a la polémica del consumo de carne en la dieta humana, por los daños ocasionados por la ganaderÃa intensiva y el viaje incesante de los alimentos. Pero hay algunas iniciativas centradas en la gestión de la alimentación que habrÃa que valorar. Y es el tema de los residuos, o la lucha contra el despilfarro.
Mucho se ha escrito sobre esta cuestión, analizando los agentes que intervienen en él y en la responsabilidad de cada uno en la producción de residuos que, antes fueron alimentos perfectamente comestibles, y podrÃan haber servido para alimentar a buena parte de la humanidad malnutrida.
Es por ello que las webs y páginas de cocina no paran de publicar recetas que sirvan para aprovechar las sobras de las comidas, lo que es encomiable, si bien solo servirÃan para acabar con los residuos finales, sin arreglar el problema de raÃz, en su origen.
El sector doméstico es solo uno de los sectores que tira comida, porque luego están los supermercados, la hostelerÃa profesional y la restauración colectiva. Parece ser que la gran distribución se ha aplicado en la gestión de residuos últimamente. Pero si hubiera que empezar por las familias, es evidente que la solución pasa por saber comprar, y saber administrar, junto a la industria en ajustar las cantidades envasadas, que a veces no se adaptan a los nuevos modelos de familia de la actualidad.
En cualquier caso, se trata de ir concienciando a la población de que los alimentos, aunque parecen ilimitados en esta parte del mundo, deben administrarse y emplearse racionalmente. Tirar alimentos es desperdiciar trabajo en el campo, agua, gasto en transporte y oportunidades de nutrición.
El despilfarro de alimentos no es ni bueno (por el deterioro que supone), ni limpio (por la mala gestión medioambiental), ni justo (porque evidencia las desigualdades sociales).